EL ASADO

El olor a carne ahumada alborotó a los perros callejeros, los pequeños trozos que quedaron fueron lanzados a la camada liderada por Sultán, uno de los canes mas odiados por los vecinos, sus ladridos insistentes y sus expresiones de cariño a las diminutas french poodle incomodaban a mas de una testiga de Jehova del sector.
Esa mañana los habitanters del barrio La Tejita hicieron la enorme fila por conseguir la apetecida porción de carne con sus respectivas papas saladas y plátano maduro. Era ya una tradición en este barrio popular del sur de la ciudad, que se hiciera un asado a comienzos de enero para festejar al recién elegido senador. El banquete era organizado por el político y su familia que vivían en el barrio hace muchos años.
El senador XXXXX, honorable representante de la comunidad, en medio del bullicio y la comida, recibió una llamada a su teléfono celular que cambió su semblante, se dirigió a uno de sus guardaespaldas, le comentó algo al oido y de forma inmediata cuatro gigantes bien entrenados se montaron en las enormes camionetas blindadas y salieron levantando el polvo donde Sultán y Killer tiraban de un pedazo de carne.
Un par de horas después, cuando ya los vecinos se habian terminado el festín, los gigantes llegaron con una paquete pequeño en las manos, lo ofrecieron al senador, quién inmediatamente lo abrió y miró con detenimiento, parecian unas fotos que al político le causaban cierta gracia, las arrojó a las cenizas de la hoguera, que horas antes estaba colmada de carne para el regocijo de la comunidad. Sultán y Killer husmeaban frenéticos el platón de una de las camionetas hasta que una piedra lanzada, atinó en uno de lo ojos de Killer y los hizo huir de la escena.

-...Ya se encargaron de eso...? preguntó el Senador.
- Claro que si Señor......ya tenemos todo arreglado...
-...Y el paquete grande...?
- Pues mi Senador...creo que debe darles la buena noticia a sus seguidores...
...mañana haremos otro asado.

Al otro día mientras el Senador departía en compañia de sus guardaespaldas con whisky barato, los vecinos brindaban con cerveza y lanzaban fuertes mordiscos a sendos trozos del nuevo banquete, las risas de los habitantes se mezclaban con los ladridos de los juguetones Sultan y Killer, que corrian dichosos con un envidiable pedazo de carne.Oculta bajo la gran camioneta, la pequeña french poodle engullia feliz una pequeña oreja humana.